¿Por qué motivo la Reina Isabel II era considerada ninfómana?

Isabel II de España

Los libros de historia nos han aventurado a escuchar este tipo de historia sobre la Reina Isabel II. Hija de Fernando VII y María Cristina, llegó a edad muy temprana al trono por ausencia de descendencia mayor que ella. En 1843 ya es declarada mayor de edad con tan solo trece años. Su matrimonio, será una auténtica patraña, ya que se convierten en una pareja de conveniencia. Sus líos amorosos se convirtieron prácticamente en una cuestión de Estado. Se le describe como una mujer con un apetito sexual insaciable.

Francisco de Asís, quién figuraba como marido de la Reina, resultó ser homosexual y de ahí sus malentendidos contínuamente. Se le tenía como un hombre débil y fácil manejable. Ambos hacían entonces su propia vida y se limitaban a vivir independientemente.

De este modo, su vida podía seguir siendo como la de cualquier joven adolescente con ganas de vivir y conocer numerosas experiencias. Se dice que esta vivía a una vida a todo tren. Su ritmo de vida le hacía trasnochar hasta tarde y eso provocaba un auténtico despropósito en su día a día. Parece que le interesaba mayormente el placer que el poder.

Todos los amantes de Isabel II

El primer amante que se le recuerda es un militar de guerra. Conocido como el General Serrano, al que la Reina le apoda como “General Bonito”. Esta le perseguía por la mayoría de cuarteles de la capital, hasta tal punto que el propio Ejército decidió trasladarlo lejos de Madrid para no entorcepecer más ni la figura personal del militar ni del propio cuerpo al que pertenecía.

Su relación fue corta pero intensa, pero ese no sería el único que conocería Isabel II. Luego vendrían tipos como, el cantante José Mirall, del cual la voz de este le generaba mucha simpatía, un compositor de nombre Emiliano Arrieta, otro militar con el cargo de coronel de apellido Gándara o burgueses como el Marqués de Bedma, Manuel Lorenzo de Acuña.

La lista sigue con más gente relacionada con el Ejército, José María Arana, comúnmente conocido como “el pollo Arana”, del que también conocía el marido de Isabel II. Al enterarse este, le ascendió el cargo y hasta le otorgó la Cruz Laureada de San Fernando.

Los nombres seguían sucediendo uno detrás de otro y no parecía importarle lo más mínimo a Isabel II. Sus relaciones le llevarían a juntarse con el padre de Alfonso XII, Enrique Puig Moltó. Como vemos son muchos los nombres que se le relacionan. Su juventud explica tantos encuentros sexuales y parece que la diferencia de edad tampoco parecía importar en aquella época.

A todos estos se le suma el General O’Donnell, Miguel Tenorio, el cantante Tirso Obregón, el Marqués de Linares, José de Murga y Reolid, otro gobernador de Madrid como Carlos Marfori y Calleja o un capitán de artillería, José Ramón de la Puente.

Los hijos de Isabel II

De todas estas relaciones tuvo numerosos frutos y en muchas de ellas dejó descendencia. Su árbol genealógico se calcula un total de 12 hijos, aunque algunos resultaron ser abortos naturales. Muchos resultaron ser de padres desconocidos y otros acabaron siendo reyes de España, como el antes mencionado, Alfonso XII.

A esta se le pierde la pista con su huida al exilio a París. El Levantamiento de la Gloriosa, para destronar a los Borbones, es el detonante que provoca dicha fuga, aunque desde el extranjero hará todo lo posible para que su hijo Alfonso, acabe reinando el país, algo que acabara consiguiendo. Mientras ella, era feliz viviendo todo tipo de aventuras con numerosos hombres.

La postura de su marido Francisco de Asís

Por parte del que era su marido, Francisco de Asís, reconocido homosexual, también se le conoce un único afer: Antonio Ramón Meneses, con quién convivió toda su vida.

Esos amores extramatrimoniales de su mujer, parecían no importarle lo más mínimo, pero a cambio recibía por el reconocimiento de la paternidad, un millón de reales por su presentación como propios de cada uno de ellos.