El invento que revolucionó el mercado: la lata de conserva

Latas de conserva

En el siglo XVIII, la conservación de alimentos se había convertido en una gran necesidad para ejércitos o marineros que a menudo se embarcaban en largos viajes. Con la llegada de la lata de conserva todo esto cambió. Los procedimientos tradicionales de conservación como la salazón de carne y pescado o el bizcocho tenían limitaciones de tiempo, de mal sabor y hasta de problemas para la salud.

En esos momentos, un confitero francés llamado Nicolas Appert ideó un procedimiento de conservación tan sencillo como eficaz. Se trataba de un proceso en el que se colocaban los alimentos dentro de un tarro de cristal cerrado herméticamente y, posteriormente, se hervía durante un cierto período de tiempo para matar los microorganismos, conservar la comida en perfecto estado y con todo su sabor.

Latas de conserva Campbells
Las latas de conservas Campbells

Más tarde, otro francés llamado Philippe de Girard, viajó hacia Londres con la intención de explotar económicamente el invento. Girard aportó una innovación que fue clave para el futuro: en vez de tarros de cristal, comenzó a usar recipientes de hojalata.

A principios de 1800, la patente fue vendida a Bryan Donkin, un destacado ingeniero e inventor. Un par de años más tarde, el ingeniero británico inauguró la primera fábrica de latas de conserva de la historia.

Un éxito rotundo

Además, como estrategia publicitaria decidió ofrecer sus productos a la alta sociedad londinense, con la suerte de que el invento llegó a manos de la reina.

 

El mercado alimenticio se revolucionó con la llegada de las latas de conserva
El mercado alimenticio se revolucionó con la llegada de las latas de conserva

Después de que la reina mostrase su “alta aprobación” del producto y el gran éxito cosechado en el país británico, Bryan Donkin se convirtió en el suministrador oficial de comida enlatada para la marina británica, aunque inicialmente el uso de este invento se limitó para soldados enfermos. Pese a que Donkin cerró su fábrica en 1821, muchas otras tomarían el relevo por toda Europa. Después también dio el salto al otro lado del charco y el invento se propagó por toda América.

Aparición del abrelatas en respuesta a la lata de conserva

En un principio, las latas de conserva eran muy pesadas. Para abrirlas había que seguir el manual de instrucciones del fabricante y, normalmente, exigía de un esfuerzo considerable para cortar alrededor de la parte superior de la lata con un escoplo y un martillo. Toda esta situación dio un giro radical con la aparición del abrelatas en la década de 1850.

Cuando la mecanización permitió que las latas de conserva tuvieran un peso mucho más ligero, los abrelatas comenzaron a resultar un invento de lo más útil. Concretamente, los decorados con una cabeza y cola de toro se hicieron muy populares. Ya en el año 1870 se inventó el abrelatas de rueda cortante y, con él, las latas de conserva empezaron a abarrotar las tiendas y las despensas de todas las casas.