La última petición de Ted Bundy antes de ser ejecutado 

Ted Bundy uno de los asesinos más temidos del mundo

El caso de Ted Bundy es un caso muy peculiar. Theodore Robert Bundy (su nombre completo) fue un asesino en serie que tardó muchos años en aceptar su culpabilidad. A Bundy se le atribuyen más de treinta homicidios cometidos en siete estados de los EEUU entre 1974 y 1978. Estudiante de psicología y de derecho, no tuvo más opción que la de narrarle a un agente del FBI cómo era su modus operandi contra de sus víctimas.

Nada fue fácil con Bundy y tampoco lo fue su ejecución. Condenado a la silla eléctrica, este asesino se espabiló para retrasar al máximo su muerte. Utilizaba como cebos sus propias declaraciones de asesinatos que había cometido e iba pidiendo recesos. Se los concedieron progresivamente y consiguió estirar su vida durante 3 años más. Era un gran seductor y así le salía todo más fácil. A continuación te explicamos cuál fue la última petición de uno de los asesinos en serie más macabros de la historia.

Ted Bundy era un gran seductor

Durante el tiempo que Ted Bundy permaneció encerrado en prisión trató de diferir al máximo la fecha de su ejecución. Para ello, el criminal fingió haber perpetrado un mayor número de asesinatos, inventándose detalles y proporcionando datos inconexos para poder ganar tiempo con las reconstrucciones y búsquedas.

Ted Bundy es uno de los asesinos más peligrosos
Ted Bundy burló a la justicia durante tres años

Aprovechando que en aquel entonces apareció otra secuencia de muertes violentas cometidas a prostitutas en el caso llamado “Crímenes del Río Verde”, Bundy incluso llegó a ofrecerse a la policía como ayuda para detener a otros asesinos en serie.

Considerando esta actitud, los que estudiaron la personalidad criminal de Bundy certificaron que era un mentiroso compulsivo. Además, a medida que se acercaba la hora de su ejecución, intentaba engatusar a la policía y al FBI prometiendo confesar todos los crímenes que había cometido.

La relación de Ted Bundy con el FBI

El perfilador del FBI Bill Hagmaier fue el único que logró mantener una relación compleja con Ted Bundy. Siete días antes de su ejecución, Bundy le pidió chicles a Hagmaier.

Esa fue una de sus últimas peticiones. La última confesión de Ted Bundy también se la hizo a Hagmaier y fue el sentimiento incontrolable a la hora de matar. Aún con la dificultad de llevar las esposas puestas, Bundy agarró de las manos al agente y lloró.

En la recta final de su vida, Bundy celebró un maratón de entrevistas y confesiones, aunque nunca estuvo dispuesto a admitir todos los asesinatos, especialmente los de algunas de las víctimas más jóvenes. En su último día, Bundy llamó a su madre y rechazó su última comida.