¿Es cierto que Jeffrey Dahmer se comía a sus víctimas?

Jeffrey Dahmer en la ficha policial

Jeffrey Dahmer es uno de los asesinos más reconocidos de todos los tiempos, al menos en la historia de Estados Unidos. Tanto por la cantidad como por la brutal forma que tenía en deshacerse de sus víctimas. Éste una vez las asesinaba, se las comía. De ahí a que recibiera el apodo de “El Caníbal de Milwaukee”, la ciudad dónde realizó la mayoría de su matanza. El joven fue capaz de cargarse a 17 víctimas la mayoría de ellas, personas jóvenes o incluso niños.

No mataba a cualquiera, era un autor racista y homófogo. Mucho de los que asesinó eran homosexuales o gente de color. Causó el terror y el pánico durante la década de los 80’.

El comportamiento altivo de Jeffrey Dahmer

El joven sufría en el colegio algún tipo de abuso que no se ha logrado desvelar. De su comportamiento se pudo extraer que tenía conductas algo extrañas y poco comunes. Le encantaba la biología como las ciencias naturales, dónde disfrutaba diseccionando animales muertos. Muchos los extraía de los parachoques de los coches en los aparcamientos cercanos a la carretera.

Las conductas violentas de Jeffrey Dahmer empezaron muy pronto también, casi en edad adolescente. La convivencia familiar no era la más adecuada y sufrió el vacío de unos padres poco empáticos. Resulta que su padre no pasaba mucho tiempo en casa y a la madre le diagnosticaron una enfermedad mental.

Aquella familia acabó por divorciarse, justo cuando el chico terminaba la secundaria. Eso todavía provocó un mayor rechazo para el chico, que sentía un profundo rechazo de una magnitud gigantesca.

Jeffrey Dahmer momentos previos a ser juzgado
Jeffrey Dahmer, el caníbal asesino que se comía a sus víctimas

Las motivaciones perversas de este asesino

Con esta situación familiar, fue motivo suficiente como para motivarle a asesinar la primera de sus víctimas. Un joven de 18 años que asistía a un concierto cerca de su casa. Dahmer lo manipuló para llevárselo hasta su propia casa, dónde acabó terriblemente con su vida. El asesino también padecía de algún tipo de esquizofrenia ya que nunca colaboró con la policía y era algo que le gustaba hacer.

Allí entonces emprendió una ruta sanguinaria para cometer un asesinato en serie. Todos los cuerpos los vertía en ácido y almacenaba los huesos de las víctimas. Diseccionaba esos cuerpos para luego obtener una gran satisfacción de placer.

En su currículum fue expulsado de la universidad o incluso del Ejército, dónde le alistó su padre. Las conductas alcohólicas en las que vivía y las continuas ausencias, le convirtieron en un auténtico monstruo

Cuando fue creciendo, Jeffrey Dahmer, también empezó a desarrollar ciertas actividades como frecuentar ambientes homosexuales. Allí  coincidió con varias parejas y desarrolló ese tipo de gustos.

Jeffrey Dahmer utilizaba el mismo procedimiento

Casi siempre utilizaba el mismo procedimiento. Conocía a alguien, lo invitaba a su casa, le drogaba y le acababa quitando la vida con una tremenda paliza. En aquella inhóspita localidad, consiguió sembrar el terror durante casi cinco años.

Fue la astucia de un joven que consiguió escapar, el motivo que ahuyentó a la policía. Entonces una vez descubierta su coartada, fue severamente condenado por al menos 15 asesinatos. El joven acabó muriendo en prisión  raíz de una reyerta con otro preso, tan solo dos años después de haber ingresado en la cárcel.

Tal fue el terrible daño y dolor que causó que ahora la plataforma de Netflix ha decidido hacer una docuserie de lo ocurrido. Aunque esta también ha recibido numerosas críticas, debido al tratamiento que les hacen a las víctimas.