La «cámara de gas» se creó en la cárcel estadounidense, pero al principio estos intentos fueron un fracaso. En varias ocasiones probaron asesinar al preso con gases, pero estos fueron fallidos. En el año 1920 en las cárceles de Estados Unidos se aplicó este método, pero las famosas cámaras de gas de la Segunda Guerra Mundial no llegarían hasta que Walter Rauff lo propusiese.
La cámara de gas se inventó en una cárcel de Estados Unidos en 1920
Era 8 de febrero de 1925 cuando Gee Jon condenado por asesinato en Estados Unidos, se enfrentaba a la pena de muerte. La sala en la que estaba el preso era pequeña, además de encontrarse sellada, tan solo tenía una pequeña ventana que dejaba que los periodista y testigos, pudieran ver la ejecución.
El preso fue atado a una silla y más tarde llenaron la habitación con cianuro de sodio y ácido clorhídrico, lo que hizo que estos líquidos de olor amargo, actuasen rápidamente uniéndose con la proteína de la sangre y haciendo imposible, que el oxígeno, llegase a esta. El preso falleció a los 10 minutos de haber introducido los gases en la sala.
El régimen estalinista en el año 1930 utilizaba el camión de gaseamiento, más conocido como dushegubka, con el fin de matar al enemigo. El método era sencillo cogían a los presos, los metían en la caja del camión que estaba sellada y dejaban salir el gas y poco a poco iban muriendo.
Cuando Walter Rauff llegó al bando nazi, inventó las cámaras de gas portátiles para el Holcausto
Los nazis en la Segunda Guerra Mundial renombraron los camiones de gas con el nombre de gaswagen, por la invención de Walter Rauff. Pero con el tiempo cambiarían la forma de ejecución en el Holocausto, utilizando campos de concentración, dejando el camión más apartado y cambiando también el gas que se aplicaba. Durante la persecución a los judíos, los nazis experimentaron con diferentes gases y técnicas.
El químico Ig Farben trabajaba con ellos y se encargaba de analizar los gases y ver cuál era más efectivo, fue con este químico con quién descubrieron que el Zyklon B, que tenía como base un ácido cianhídrico, era el gas más potente.
Zyklon B podía asesinar a unas 1.000-1.500 personas en tan solo 30 minutos
Este gas a base de ácido cianhídrico se aplicaba con unas bolas o kieselguhr, que se rociaban de este líquido y una vez que lo sacaban del recipiente a unos 26 grados, salía el gas tóxico, produciendo la muerte.
Una larga historia detrás una de las formas de ejecución más silenciosas y que más muertes ha dejado en el mundo, sobre todo como bien sabemos con los crímenes del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial.